3 Pues su divino poder nos ha concedido cuanto se refiere a la vida y a
la piedad, mediante el conocimiento perfecto del que nos ha llamado por su
propia gloria y virtud,
4 por medio de las cuales nos han sido concedidas las preciosas y
sublimes promesas, para que por ellas os hicierais partícipes
de la
naturaleza divina, huyendo de la corrupción que hay en el mundo por
la
concupiscencia.